¿Cómo funciona una manta con peso?

Manta ponderada como clave para la percepción corporal

Como su nombre indica, una manta con peso no es una manta común. Tiene peso. Este peso se ajusta al peso corporal y la estatura del cliente. Es importante que el peso se elija correctamente (10% del peso corporal). La presión profunda que ejerce el peso tiene un efecto relajante sobre las articulaciones, músculos y tendones. Este efecto también se conoce como "Deep Pressure Touch Stimulation", provocado por una presión firme, suave y uniforme al mismo tiempo. Se alcanza una calma interior y física. La percepción corporal se normaliza. En el lenguaje técnico, este estado también se llama autoorganización.

La terapeuta, Tina Champagne, ha observado que el peso de la manta sensorial ayuda a comprender mejor los reflejos corporales y a regular las emociones negativas. La señora Champagne recomienda una manta terapéutica también para el tratamiento de la depresión y los ataques de pánico.

Mejora de la calidad del sueño

Una manta con peso puede mejorar notablemente la calidad del sueño. Los problemas para dormir tienen muchas caras. Quizás una enfermedad dificulta conciliar el sueño. O por la noche no se puede desconectar la mente y se cae en una espiral de ansiedad. Tal vez el ritmo circadiano está desajustado y simplemente no se puede dormir. O la sobrecarga sensorial a la que estamos expuestos diariamente no permite que el sistema nervioso se relaje. Hay muchas razones para la falta de sueño, pero en la mayoría de los casos una manta con peso puede ayudar.

Las mantas con peso fomentan la liberación de la hormona serotonina y al mismo tiempo reducen los niveles de cortisol (la llamada hormona del estrés). La presión profunda ejercida por el peso envía al cuerpo una señal de seguridad y protección. El resultado es una sensación eufórica de relajación total del cuerpo y del sistema nervioso. El cuerpo también libera la hormona del sueño melatonina, por lo que puede dormirse pacíficamente, más profundamente y más rápido, o sentarse tranquilo y relajado en el sofá o en el lugar de trabajo. El cuerpo puede regenerarse especialmente bien durante la noche y al día siguiente uno se siente renovado, productivo y de mejor humor. No es una exageración decir que la calidad de vida mejora.

Manta ponderada en pacientes con dolor crónico

También las personas que sufren de dolor crónico sienten alivio de sus molestias al dormir bajo una manta con peso. La presión profunda tiene un efecto analgésico. A menudo, los tratamientos en curso pueden acortarse o interrumpirse. Tina Champagne pudo observar en sus pacientes que el dolor se distribuye en varias áreas del cuerpo en lugar de acumularse intensamente en un solo lugar. Este desplazamiento del dolor representa un gran alivio para quienes sufren, especialmente para pacientes con dolores muy intensos.

Instrucciones de uso

Las mantas con peso son dispositivos médicos y, por lo tanto, se deben seguir algunas indicaciones de uso. Si se conocen enfermedades respiratorias, problemas cardíacos o circulatorios, siempre recomendamos consultar con el médico de cabecera antes de comprar una manta con peso. También las personas diagnosticadas con escoliosis o diabetes deben buscar consejo médico.

Las mantas con peso están disponibles tanto para niños como para adultos. Si desea comprar una manta con peso para un bebé menor de 12 meses, por favor consulte primero con su pediatra. El peso de una manta terapéutica no debe ser demasiado grande y debe ser aproximadamente el 10% del peso corporal. La cabeza y el cuello del niño no deben estar cubiertos por la manta. El niño siempre debe poder respirar y no debe sentirse aplastado. Hable con su hijo y observe cómo reacciona al peso. A menudo es suficiente cubrir al niño durante unos 20 minutos antes de dormir.

Los adultos pueden ser más flexibles al elegir la manta con peso. 

Los terapeutas recomiendan mantas con peso para las siguientes enfermedades y trastornos: TDAH, trastornos profundos del desarrollo, parálisis cerebral, autismo, trastornos de integración sensorial, síndrome de Asperger, síndrome de Down, síndrome de Hallermann-Streiff, síndrome de Rett, síndrome de Tourette, trastorno de estrés postraumático, TEPT, traumatismo craneoencefálico, síndrome de Wittmaack-Ekbom (piernas inquietas), epilepsia, trastornos de ansiedad y obsesivo-compulsivos, depresión, trastorno afectivo bipolar (TAB).